En 2009 fue la primera vez que asistí a un círculo de mujeres, fue una experiencia increíble. Este círculo nació a raíz de La Arboleda de las Hijas de Gaia, de Marianna García Legar, Doña Loba. Durante ese año asistí a los círculos una vez al mes, en Luna nueva y normalmente era la Doncella por ser la más joven. Aprendí muchísimo sobre mi y sobre el círculo. Fue donde oí hablar por primera vez de las 13 abuelas indígenas. Las abuelas habían venido a España y en ese círculo me regalaron cenizas del fuego de Las Abuelas que aún guardo y que forman parte del altar del círculo de mujeres que yo guío desde 2010.
De todas Las Abuelas que hay en el mundo, la que más resonó conmigo fue la Abuela Margarita. Por su humildad, su forma natural de estar conectada con la Gran Madre y el Universo. Sus conversaciones (porque para mi no son charlas, son conversaciones desde su espíritu al mío, al de cada persona que la escucha) y sus canciones comenzaron a acompañarme. Era una persona que, gracias a las nuevas tecnologías, estaba presente en mi vida. Y hoy doy gracias a esas tecnologías que nos van a permitir escuchar a la Gran Abuela por siempre.
El principios del año pasado vi que la Abuela vendría a España a hacer una Búsqueda de Visión y deseé como una niña poder asistir. Pero al final no pudo ser.
Cuando me enteré de que se encontraba mal, pensé que no era nada, que volvería. Pero la Abuela ya había terminado su trabajo aquí en la Tierra y era la hora de marchar. Este último año están partiendo muchas Abuelas que ya plantaron su semilla aquí y ahora nos ayudan desde allá. Siento que debemos seguir su ejemplo de Vida.
Estos días está en mis sueños y en mis cantos. Ayer soñé que Ella era un pajarito naranja de larguísima cola al que yo ayudaba a atravesar un camino para que pudiera volar libre. Hoy antes de despertar la vi y me dio las gracias por ayudarla, fue un encuentro tan bonito. Te doy gracias, Abuela, porque sé que tu energía está y estará con nosotr@s allá donde se la invoque. Yo sé que tú ya has trascendido y que no necesitas venir a reencarnar aquí en la Tierra más. Tu Alma ya es energía que se comparte entre todos y todas nosotras. Muchísimas gracias, Gran Abuela, te amo infinito y siempre serás parte de mi círculo de mujeres.
Para terminar quiero decirte, que me gustaría irme de este mundo cuando llegue mi hora como tú, rodeada de Amor y cantos para ayudar a elevar mi Alma. Y estoy contenta porque me he dado cuenta que ayudé a elevarse a mi abuelo con mis cantos y mi Amor cuando llegó su hora.
Muchísimas gracias Abuela, por acompañarme y haberme dejado que te acompañe. Vuela alto!